86% de las personas piensan que están en lo correcto, que escuchan mejor que el promedio. 55% del día pasamos escuchando…y solamente el 2% sabe realmente cómo hacerlo. Ese 2% es el que obtiene promociones más rápido que el resto.

Escuchar es una habilidad activa: no es una absorción pasiva de sonidos; implica atención enfocada, intencionalidad y compromiso con el mensaje del interlocutor.

Debemos ir más allá de la audición. Aprender a escuchar no sólo las palabras, sino también las emociones, el tono y las señales no verbales que transmiten un significado más profundo nos permite profundizar en la intención del mensaje y el contexto.

¿Cuál es el rol del silencio para una mejor comunicación?

Valorar el silencio nos permite mostrarle al interlocutor que respetamos y apreciamos lo que nos está comunicando. Eso genera confianza y conexión. El silencio es oro: debemos resistir la tentación de interrumpir o llenar los silencios. Si le damos el espacio al interlocutor para expresarse plenamente y le ofrecemos pausas genuinas para demostrar una escucha atenta, estamos construyendo puentes.

¿Qué son las preguntas poderosas?

Una forma de mostrar interés en el mensaje y que además nos permite asegurarnos que estamos interpretando de forma correcta lo que nos quieren comunicar es haciendo preguntas poderosas: vayamos más allá de las consultas superficiales. Hagamos preguntas abiertas que provoquen una reflexión más profunda, que inviten a la elaboración y generen un diálogo significativo. Conectemos, conectemos, ¡conectemos!

La empatía ante todo

Pongámonos en el lugar del orador. Tratemos de comprender su perspectiva, sentimientos y experiencias para establecer una conexión y comunicación más profunda. Al empatizar con sus historias estamos abriendo puertas a nuevas oportunidades. 

Debemos manejar nuestras distracciones internas siendo conscientes de nuestros propios pensamientos y prejuicios. Evitemos prejuzgar. Interrumpamos nuestro monólogo interno mientras otra persona habla. Mostremos curiosidad. Una forma de evitar distracciones es mostrando interés genuino y planteando preguntas abiertas invitando al interlocutor a elaborar más.

Aceptemos la retroalimentación y las diferentes perspectivas: escuchemos activamente la retroalimentación, incluso si es desafiante. Abrirnos a diferentes puntos de vista y aprender de perspectivas contrastantes enriquecen nuestra propia perspectiva.

Fomentemos entornos de apoyo donde las personas se sientan cómodas compartiendo sus historias y expresándose auténticamente. Lo hacemos, si creamos espacios seguros para la vulnerabilidad, donde la gente no se siente juzgada.

Finalmente, quiero compartirte 2 tips para mejorar la escucha:

  1. Practica la escucha intencional: Dedica tiempo conscientemente a ejercicios de escucha activa. Participar en conversaciones con el único propósito de escuchar y comprender sin buscar responder. Es como todo, la práctica hace al maestro. 
  1. Conviértete en un aprendiz de por vida: perfecciona tus habilidades para escuchar mediante la práctica y la reflexión continuas. Busca oportunidades para escuchar atentamente en diversos contextos y aprende desde diversas perspectivas. Comparte tus aprendizajes.